XV. EL DIABLO (Le Diable)

XV El DiabloBaraja de Grimaud según el diseño de Paul Marteau (1930)

Esta carta la podemos ver como la opuesta a la V El Papa, en ambas hay una figura grande central y frente a ellas dos pequeñas. La diferencia es que El Papa mira de frente a las dos personas y El Diablo está como agazapado por detrás y los otros muy inconscientes no lo ven.

En el Tarot de Marsella la figura del Diablo aparentemente no es tan temible. En el Tarot de Papus, el de White e inclusive en otros más actuales, la figura del Diablo es muy fea, con cuerpos monstruosos, con feas expresiones que asustan. Las dos figuras atadas son más humanas, algunas sólo tienen unos pequeños cuernos, otras nada y son un hombre y una mujer más pequeños y desnudos. En otros el Diablo lleva en la frente o está presente en la carta, una estrella de 5 puntos invertida que significa la magia negra. Unos tienen en una mano una antorcha encendida en lugar de una espada.

Significado

Es una carta para despertar, para que cada persona empiece a mirar su sombra, la parte oscura de sí. Nos ofrece un buen lugar para entrar en lo que nos asusta, mirar nuestros miedos y sacarlos a flote. Trabajar con ella nos puede ser muy útil, hay que agradecer cuando aparece en una tirada ya que nos ayudará a ver nuestros aspectos negativos muy tapados. Si no vemos nuestra propia parte diabólica la proyectaremos en los demás y veremos a la gente que nos rodea con malas intenciones hacia nosotros.

El arcano de El Diablo

El Diablo del Tarot de Marsella aparentemente más benévolo que el de otros tarots, no es de confiar. Su figura no es tan terrorífica, justamente por eso es más engañosa y de temer, está más próxima a los hombres que un monstruo temeroso. Es una figura ambigua, parecería traer la luz en su cabeza, parecería que está iluminado, pero ese casco es un disparate que no representa ninguna jerarquía. Sus alas de murciélago son pequeñas, tiene poco vuelo. El cuerpo es muy humano. A pesar de que reúna los dos sexos, tiene pechos femeninos y sexo masculino, pero está más próximo al hombre.

Su actitud es de suma atención, está agazapado, atento para atacar o ver que hace con esos pobres hombres tan primitivos que no tienen ninguna conciencia sobre el mal que se yergue detrás de ellos.

Esta carta pinta a los hombres como chicos inconscientes y tontos que no pueden ver ni a que están atados ni quien los puede atacar. Tienen al Diablo sobre sus espaldas y no lo ven a pesar de su gran tamaño. Esto más que la sombra de uno mismo, es una gran sombra que nos estamos negando ver.

Para el consultante esta carta simboliza que está negando algo muy grande y muy pesado de sí mismo, que esa negación lo va a llevar a darse la cabeza contra la pared.

Algunos libros de Tarot dicen que esta carta nos augura una desgracia, es cierto, que mayor desgracia que se nos venga algo terrible encima que no estamos previendo por estar ciegos.

Esta figura tan temible podría parecer excesiva para reaccionar, pero no lo es, nos abre los ojos para ver lo que ocultamos de nosotros mismos. Recién con la figura del Diablo con toda su connotación maléfica muchas personas pueden entender su problema y ver el peligro que corren si no abren los ojos a tiempo.

Al Diablo más que temerlo hay que atreverse a mirarlo sin miedo, el que le pierde el miedo a su propio Diablo ya puede hacer cualquier cosa en esta vida. Darse la vuelta para mirar al diablo en nuestro camino cada vez que fuera necesario, es un buen ejercicio para saber reaccionar a tiempo antes de que un terremoto nos caiga encima.

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